domingo, 3 de febrero de 2013

Preparación.

Tras dos años en contacto con la socialización y el aprendizaje de los términos más básicos se presentan seis años de continua preparación cultural, moral y social. Durante los primeros tres años, la abstracción de la realidad sigue pisando fuerte y todas las lecciones a las que nos sometemos se pierden entre la realidad y la imaginación. Que empezara como alumna en el conservatorio hace que esta sea una de las fases con más valor de mi vida. Primera prueba superada, primera gran elección. La trompa, un instrumento desconocido pero increíblemente maravilloso, había caído en mis manos. Sonidos a partir de una simple boquilla salían de mi boca cuando ni siquiera tocaba el suelo con los pies sentada en una silla. El aprendizaje fue duro pero realmente estimulante. El hecho de que mi madre adorara la música clásica, la orquesta sinfónica, Beethoven, Mozart y su flauta mágica… me ha regalado unos grandes años de estudio musical, de grandes amigos y viajes y, por supuesto, de inolvidables experiencias. He aquí la razón de que mi querido instrumento abarca la mayor parte de la composición de la estampa, además de poseer una bellísima forma y color.  Además, sobre sus bombas quise plasmar las tres claves que tuve que estudiar durante estos años: la de do, la de sol (en el centro, al ser la clave en la que debía leer las partituras) y la de fa, de izquierda a derecha,respectivamente.

En el colegio pasaba largas horas absorbiendo conocimientos de ciencias que, por aquel entonces, ni sabía que existían. La tabla de multiplicar, las divisiones, el inglés, los dictados… Todas aquellas lecciones concluían con alguna salida extraescolar. Este era mi momento favorito: excursiones a lugares que poco pueden ofrecer a niños de 6 años eran transformados por sus pequeñas y a la vez grandiosas mentes en sitios recónditos y  rincones fantásticos. Recuerdo una en especial, no sé exactamente a dónde ni por qué razón, pero un campo lleno de piedras gigantes y cráneos de animales nos bastaron  para hacer nuestros primeros pinitos como investigadores. Para  plasmar este recuerdo dibujé sobre la cabeza del personaje un cráneo de vaca. Al lado, una esfera hace la función de luna invadida por la característica "montaña enrollada" de la película “Pesadilla antes de Navidad”, una de mis favoritas.
En la esquina superior izquierda pueden apreciarse unas uvas, fruta para despedir el año,  hecho que suponía la unión con la familia en aquella época.

Al lado del personaje, tres círculos (ojo, boca, ojo) hacen alusión al famosísimo juguete “Furby”, mi mejor regalo de reyes de la historia, mi primera mascota.

Cercano, un círculo con un parche de pirata da lugar a mi gran trauma infantil: un ojo vago me impedía ver y con tan sólo seis años debía llevar un parche en el ojo. Obviamente iba colocado en el ojo que trabajaba bien, por lo que mis días dibujando en todo soporte que atrapara estaban contados. Impotencia, rabia y desesperación viendo la televisión sin poder ver lo que pasaba realmente, coloreando y saliéndome por todos lados, fracasos en mis primeras hojas de caligrafía… Por suerte pude recuperar bastante visión.

El fondo de la composición es una interpretación esquemática de la fachada mudéjar del monasterio de Guadalupe, un pueblo de Cáceres que visitábamos casi todos los años de educación primaria como si de un ritual se tratara.

Una de los recuerdos que escribí antes de realizar el boceto fue mi catastrófica pero graciosísima rotura de diente. No quería darle demasiada importancia en el dibujo, pero me vino como oro en paño para cerrar la composición : unos llamativos labios rojos, sacados del más puro estilo “The Rocky Horror Picture Show” con un diente roto darían el punto final a mi grabado.







Organización del número de matrices y colores.


Talla y contratalla de las matrices de madera


                                                       
                                                    Matrices grabadas

 




Preparación de colores para entintar las matrices.



Amarillo,rojo,azul y negro




Estampa cromoxilográfica bon á tirer.



Al tratarse de cuatro matrices, resulta prácticamente imposible que encajen a la perfección y, por tanto, mi idea inicial de que la estampa tuviera siete colores (amarillo,naranja,rojo,morado,azul,verde y negro) se vio irremediablemente cancelada.

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