Tan frágiles como una gota haciéndose añicos contra el cristal, corriendo ansiosos por la vida pero sin detenernos en lo que de verdad importa. Sobrevivimos a la ausencia de libertad como presos de Guantánamo sin ser conscientes de ello. Sin serlo, arrebatamos felicidad para hacerla únicamente nuestra y siéndolo, nos colocamos en el más alto escalón de la más alta repugnancia.
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